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    Kaliman Trae a Probar su Asado Beniano a la Llajta

    𝐋𝐮𝐳𝐠𝐚𝐫𝐝𝐨 𝐌𝐮𝐫𝐮á 𝐏𝐚𝐫á

    Pringarse todo de carbón, prender el fuego, cocer los propios cortes de carne, empaparse de ese típico olor a chamuscado, olerse a humo, en fin, enseñar a hacer un asado de verdad nada menos que en la Capital Gastronómica de Bolivia es el reto que se ha impuesto «Kalimán», el afamado asador que llegó a la Llajta para dictar un curso intensivo sobre cómo asar la carne en modo beniano.


    El asador «Kalimán» Ricardo Silva Muñoz exhibe una de sus cocciones.

    Así de simple. O quizás requiera algo de práctica, pero sobre todo de pasión por la carne asada. Así lo expresa el propio «Kalimán», sobrenombre de Ricardo Silva Muñoz, el asador que está esparciendo a todo vapor su estilo de asar carnes ya en su afamada caja china, ya en la parrilla o ya en el fuego de suelo.

    Las carnes listas para un gran asado en el Beni.

    «En realidad, más que enseñar vengo a aprender, porque estar en el lugar donde se posee una gastronomía tan diversa como Cochabamba es emocionante», refiere modestamente «Kalimán» declarándose «impresionado por los jardines, las flores y la limpieza de la ciudad».

    Silva Muñoz ya estuvo en Cochabamba, pero hace años, y sólo de paso. Ahora llega a la Llajta gracias al patrocinio de la Sociedad Boliviana de Parrilleros —SBP— con el reto de catequizar en las artes de la asaduría a unos 70 aficionados k’ochalas. Ya lo hizo en La Paz y fue todo un éxito. En Beni fue la estrella en el 1º Festival del Churrasco organizado por la Alcaldía. Acá está seguro que será igual o mejor.

    Décadas de experiencia

    La experiencia de «Kalimán» data de cuando era sólo un chicuelo, según relata a Placeres Bolivia, aquellos años cuando su abuelita abrió una pensión en Trinidad, Beni. Allí, la clientela debía hacer fila mínimo dos cuadras para lograr un plato.

    Ricardo Silva Muñoz realizando sus deliciosos asados.

    Desde entonces se trazó hacer lo mismo, pero a gran escala. Ya jovenzuelo, se ofrecía hacer la parrillada después de los partidos de fútbol con sus compañeros de curso.

    Adquirió técnicas de otros asadores nacionales, pero también de Brasil. De ahí viene, por ejemplo, la cocina con varal. Es decir, cocer las carnes o frutas —generalmente piña— a fuego lento, colgadas como un péndulo. O asar una res entera en un gran fogón dando vueltas y vueltas como un pollito al spiedo.

    «No soy mejor que nadie, sólo soy diferente», recita como si fuera la letra de una cumbia popular.

    Hoy posee su propio restaurant en Trinidad. Su nombre es «La Caja China de Kalimán». Suena un poco díscolo, pero él mismo confiesa que a estas alturas asimiló su apodo, asumiendo que sus familiares se lo plantaron porque en aquel entonces estaba de moda la radionovela del héroe mexicano con su típica frase: «Galante con las mujeres, tierno con los niños, implacable con los malvados». En el caso de nuestro «Kalimán» boliviano es todo eso, pero con las carnes.

    «Kalimán» asando sus pescados en un evento de cocina y turismo.

    Esta pasión suya también está causando arrebato en las redes sociales. Con decir que sólo en Tik Tok sobrepasa los 24 mil seguidores, ya uno puede imaginar su éxito en el ciberespacio.  

    Todo ese caudal de conocimiento y experiencia de «Kalimán» se escenificará mañana sábado en el curso 100% práctico que, como no podía ser de tora manera, se desarrollará en los plácidos patios del Gran Hotel Cochabamba, a partir de las 10.00. ¿Quién podría decir que aprender a asar sería tan sabroso?

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